FEDERICO RIVAS 29 de octubre de 2017
Los latinoamericanos
están cada vez menos satisfechos con la salud de sus democracias y, lo que es
peor, también creen menos en ella como la mejor forma de gobierno. Según el
último Latinobarómetro, una prestigiosa encuesta regional que analiza 20.000
entrevistas realizadas en 18 países, el respaldo ha caído desde el 54% en 2016
al 53% este año, la quinta bajada consecutiva desde 2010, cuando se alcanzó un
pico de 61%. El informe concluye que el declive de la democracia es lento e
invisible “como la diabetes”. “Hay países que no son enfermos terminales, pero
padecen una diabetes democrática generalizada. No ves el mal, no hay síntomas
que llamen la atención, pero si no la tratas termina matándote”, dice la
chilena Marta Lagos, directora de Latinobarómetro, durante la presentación del
informe 2017 en la sede del BID en Buenos Aires.
Este
año, la encuesta se atrasó por la crisis en Venezuela. Lagos celebra la
oportunidad de analizar un país “cuando está la fiebre alta”, pero advierte que
la situación en Caracas “le ha hecho muy mal a la región por los problemas que
oculta en otros países”. “Desde 2010 el apoyo a la democracia ha caído ocho
puntos en promedio y aumentaron los indiferentes del 23% al 25% sólo en un año.
La gente se aleja de los gobiernos y de las ideologías. También vemos una
tremenda variación regional, porque tenemos 18 países, no una región
homogénea”, dice Lagos.
Entre
los ciudadanos que menos apoyan la democracia como sistema de gobierno están
los brasileños (43%) y los mexicanos (38%). Al tope del listado, pero por la
positiva, los venezolanos, con un 78% de apoyo. ¿Cómo se explica esto?
“Entendemos que es una cuestión aspiracional. Los venezolanos están en crisis
pero defienden a la democracia como la mejor opción”, explica Lagos. Cuando se
trata de opinar sobre la salud del sistema actual las cifras se invierten: solo
el 22% de los venezolanos se declara “muy satisfecho” o “más bien satisfecho”
con la situación política y social.
Deterioro de Venezuela
La
curva de satisfacción de los venezolanos no ha dejado de caer 2010, cuando
alcanzó el 57% de opiniones positivas, pero, pese a lo que pueda creerse,
Venezuela es más optimista que Brasil y México. Este año, sólo el 13% de los
brasileños se declararon satisfechos, en línea con los mexicanos, que apenas
llegaron al 18%.
Sólo
en tres países están satisfechos con su democracia: Uruguay (57%), Nicaragua
(52%) y Ecuador (51%). Argentina se encuentra quinta después de Costa Rica, con
un 38%. Pero “vistos en conjunto, los indicadores revelan el deterioro
sistemático y creciente de las democracias de la región. Los gobiernos sufren
la misma suerte, cada año los latinoamericanos los aprueban menos. Lo que hoy
es el promedio antes era el mínimo. No se observan indicadores de
consolidación, sino, acaso, indicadores de des-consolidación”, advierte el
estudio. La desconfianza en el gobierno alcanza al 92% de los brasileños y al
85% de los mexicanos.
El
informe destaca un escenario que, a simple vista, puede parecer contradictorio:
la caída de los indicadores políticos y sociales coincide con una subida
generalizada de los económicos. El 54% de los latinoamericanos dijeron a los
encuestadores de Latinobarómetro que su dinero les alcanza para llegar a fin de
mes, dos puntos más que en 2016. Al tope se encuentran los brasileños, con el
68%, y en el último escalón los venezolanos, con el 21%. La conclusión del
estudio es que hay “una disociación entre dos mundos, el mundo de la economía,
y el mundo del poder político”. “La economía va bien para un lado y la
democracia va para otro. No hay relación entre ellas, porque si bien hay una
mitad de la población que se benefició, hay otra que está mirando. La región es
bipolar: hay éxito económico y pobreza, lo económico avanza y los valores caen
para abajo”, dice Lagos, para quien hoy, más que nunca, “la democracia no tiene
que ver con la economía”.
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