Miseria Stones…, por @carlosmelo1962

Carlos Mauricio Melo Pedroza, 09 de septiembre de 2017

@carlosmelo1962

Miseria Stones…,

por @carlosmelo1962

Era un sábado o quizá un domingo de Abril o diciembre, realmente no importa, del año tampoco me acuerdo, seria 1977 o 1978 del siglo pasado, más o menos hace 40 años, es como mucho para que Franz W. Alzhéimer no esté presente. Lo que ocurrió si lo tengo en mi mente como si fuera hoy.

Éramos un grupo de vago-amigos de entre 16 y 19 años, nos reuníamos regularmente a “cantar”, bueno eso es un decir, aunque Roberto, Roque y Juan Francisco si tenían y tienen oído y cultura musical, los hermanitos Melo´s solo tenían las orejas como adorno y después para colgar los lentes.

Los fines de semana nos reuníamos a pasar el rato en las casas de l@s amig@s, las Salgado, los Senz, o nuestras propias casas, algunos de los papas de las chicas se unían a nuestra improvisada serenata, Pedro  cantaba y Hans tocaba su muy Suizo acordeón.

Pero esto fue ese día, estábamos en la casa de los Melo… en la urbanización Vista Hermosa de Ciudad Bolívar en Venezuela, teníamos como vecinos a tres familias de origen español, los García, La Peña y Diego. Esa tarde, aparentemente esas familias estaban reunidas, quizá preparando una de sus deliciosas paellas en una de sus casas, digamos que donde los García.

Bueno, comenzamos a ensayar… en algún momento el espíritu de Mick Jagger y sus Stones se posesionó de nosotros, así que “Simpatía por el Diablo” comenzó a fluir con gran pasión, Roque destruía su batería de tarros metálicos de basura, no daba tregua a los redobles de tambores, la sinfonía de Juan Francisco daba a luz a los mejores acordes y Roberto magistralmente tocaba la guitarra, Rafael, Fernando y yo éramos el coro, y supongo que allí estuvo el problema.

En el clímax de la canción cuando la “Simpatía por el enemigo” generaba los más emotivos alaridos, sentimos que tocaban el timbre de la casa, fue una lástima porque interrumpió lo que pudo ser la mejor interpretación de esa famosa canción que hasta los Stones hubiesen querido copiarnos.

Al salir, estaba todo el Real Ejército del Imperio Español, que había escuchado desde la casa de los García tan fina música y con machetes, cuchillos y macanas vinieron a salvarnos de lo que ellos pensaban era un secuestro con tortura de aquellos inocentes ángeles que entonaban himnos de alabanza.

Fabiola, una de las Peñita, saltaba y gritaba “se metieron, se metieron, se metieron”, estaban también Salvadora, Catia y sus papas, y nosotros en una actitud más que lamentable, en lugar de agradecer el apoyo y la buena voluntad de esas familias vecinas, no atinamos sino a reírnos ante la falta de oído de ellos, que confundieron nuestro arte con un asalto con violencia. Ante la burla a que sometimos a todo el ejército español, este decidió retirase marcialmente, dar media vuelta, mentarnos la madre en voz baja y volver a su farra seguramente aderezado con un buen vino de la Rioja y a ver el partido del Athletic de Bilbao, que para variar seguro perdió de nuevo.

Nosotros seguimos riendo hasta que la barriga ya no aguantaba el dolor, y por supuesto dejamos descansar la batería de Roque para evitar que nuestros amables vecinos llamaran a la policía.

Este grupo de amigos, que con muy poco tino llamamos a nuestro mal ensamblado grupo; “Miseria” nos perdimos por mucho tiempo, cada uno a un lugar diferente, primero dentro de Venezuela, luego Chávez nos sacó del país a algunos, la diáspora venezolana, pero hace tres años WhatsApp nos unió, tenemos un chat llamado “Grupo Miseria” y cada día nos reímos como si fuera aquella tarde del año 1977, la verdad la amistad es un tesoro, así que considera esta historia como un homenaje a la amistad y…

… ¡al muy Noble y Real Ejercito de la Corona Española que vino en nuestro rescate!

Carlos Mauricio Melo Pedroza

@carlosmelo1962