@carlosmelo1962
En
otros casos no me acuerdo de la fecha, esta vez sí… fue el carnaval del año
1983, estudiábamos en la Universidad de Oriente en Puerto la Cruz, estado
Anzoátegui, Venezuela… y planificamos “El viaje”, el cual sería llegar a un
Carnaval do Brasil, ¡coño!… pero sacamos cuentas y los recursos no daban para
ir hasta Rio de Janeiro, así que Boa Vista en el estado de Roraima, frontera
con Venezuela, estaría bien.
Además
los 217 Kilómetros entre el Km. 88 y Santa Elena de Uairén no eran de carretera
asfaltada aun, sería además de “El viaje”, “La gran aventura de la selva”, un
recorrido por la amazonia venezolana, dos al precio de uno. Desde Ciudad
Bolívar hay 705 Kilómetros hasta Santa Elena y 933 kilómetros hasta Boa Vista,
pero desde el Km. 88 son 445 Kilómetros de camino de tierra y selva.
Dos
vehículos marca Jeep, en Venezuela por algo que los mercadologos creo que
llaman algo así como vulgarización de la marca a todos los vehículos rústicos
se les llama jeeps, de modo que tú puedes tener un jeep Toyota, o un jeep Land
Rover o un jeep de cualquier otra marca, pero estos si eran Jeep, eran dos
Jeeps CJ5, el de Darío y el de Pablo
Enrique, los intrépidos aventureros seriamos, además de los choferes y dueños
de las unidades, en el Jeep CJ5 azul de Darío; el turco Jorge, alias “la
lechuga”, porque siempre estaba “fresco” y sin preocupaciones y este no tan
lechugo acompañante. En el Jeep CJ7 marrón de Pablo lo acompañaba su hermano
Juan Carlos.
El
lunes 14 de febrero, en la casa de Darío, los de la unidad azul, terminamos de
preparar todo el equipo de campaña, carpas, lámparas, hielera, alimentos tales
como dos latas de “diablitos Underwood”, tres latas de Sardinas, pan, y no sé
qué más en poca cantidad… Las mochilas, y muchas ganas de pasarla bien. Los de
la unidad marrón estaban en su casa haciendo lo propio y la verdad no sé qué
equipaje prepararon.
Salimos
temprano el martes 15 febrero de Ciudad Bolívar, para esa época aun no existía
la autopista hasta Puerto Ordaz, era una hora hasta el Km. 70, y allí paramos
al típico granizado, especialidad del lugar y refresco para aminorar el calor
del cálido clima de sabana, seguimos a Ciudad Guayana, que era apenas una
naciente ciudad, pero que ya tenía las avenidas que la proyectaban como la
única ciudad que alguna vez se planificó en Venezuela, pasamos Alta Vista, al
lado del Parque Cachamay, el puente sobre el Caroní, San Félix y salimos hacia
Upata, la pasamos sin más, queríamos avanzar lo más posible y apenas llevábamos
173 Kilómetros, los aventureros no podían estar cansados todavía.
Luego
pasamos Guasipati, vimos la entrada a El Callao… el viejo puente que cruza el
rio Yuruarí. Imaginamos que la Negra Isidora ya estaba lista para salir a
bailar por las calles del pueblo, las comparsas no descansan en carnaval.
Luego
pasamos Tumeremo… así que cantamos la canción de “Serenata Guayanesa”… Calipso
de El Callao… “El Callao tonight, Tumeremo tomorrow night”… que además no es de
“Serenata Guayanesa” sino un versión venezolana de una antigua canción
Trinitaria, “Arima Tonight, Sangre Grande Tomorrow night”. Seguimos por la
carretera vía El Dorado… pasamos el puente que según dicen diseñó Alexandre
Gustave Eiffel… es de acero y pudiera ser… pero como se dicen tantas cosas. De
allí hasta el Km. 88… en aquella época era el último tramo de carreta
asfaltado, y además el último lugar donde cargar gasolina y llenar los
“bidones”, para tener la reserva por si no se consigue más adelante. Hasta
ahora habíamos recorrido 484 kilómetros y desde allí comenzamos a subir “La
Escalera” que es la zona selvática de la Sierra de lema, hasta la piedra de La
Virgen, parada obligada, la inmensa piedra que vista desde un lado se observa
como una figura con “los brazos extendidos” aun cuando yo realmente no sé
porque se le llama así. Desde allí se tiene una vista de selva interminable y
cuando no hay muchas personas y hay silencio se escuchan las aves que habitan
la zona. Continuamos subiendo por la Sierra de Lema, la carretera era de granzón,
evidentemente la estaban trabajando pero era realmente muy precaria, paramos en
el Salto del Danto, y continuamos, hasta que repentinamente se abre la Gran
Sabana, es un paisaje espectacular y sobrecogedor, particularmente lo fue
porque llegamos ya cayendo la tarde, la combinación de colores y matices, el
cielo vestido de azules y amarillos y la inmensidad de la sabana, la paz que se
siente, se comienzan a ver los Tepuyes, que según los geólogos, son las
formaciones geológicas más antiguas de la tierra que afloran a la superficie.
Yo siempre digo, Venezuela tiene muchos lugares bonitos, playas como Los
Roques, montañas y pueblitos como los de Mérida, pero playas y montañas hay en
muchas partes del mundo, iguales, peores o mejores… pero como la Gran Sabana, eso
sí que no hay en otras partes, es única y es extraordinaria.
Pasamos
el Monumento al Soldado desconocido, otra parada obligada, saludamos al soldado
y después de conocerlo seguimos, la alcabala del ejército (reten) de Luepa, que
es el punto más cercano con la frontera con la Zona en Reclamación. Allí,
cargamos nuevamente gasolina, y continuamos, como a cinco kilómetros está el
desvío hacia Kavanayén, y el Salto Apongüao, el más grande al que se podía
acceder por carretera con cierta facilidad. Ya de noche llegamos a Kavanayén,
un poblado indígena donde los misioneros franciscanos habían establecido una
misión y donde el gobierno nacional tiene una casa presidencial, aun cuando se
dice que era la casa exclusiva del presidente Caldera, porque solía pasar las
Semanas Santas allí, aun cuando ya no fuera presidente.
En
Kavanayén contactamos a un señor que trabajaba con la Corporación Venezolana de
Guayana (CVG), se llamaba John, John Junior, era un mulato con rasgos indios
(no indígenas, indios de la India) o culí, él había nacido en lo que hoy era la
Zona en Reclamación y que en algún momento de los años 60 del siglo pasado
durante el gobierno del presidente Caldera aparentemente se planificó una
recuperación por vía militar de ese territorio invadido por Guyana, pero que al
final esa acción fue abortada y no se realizó y un grupo de personas de ese
territorio que apoyaban la intervención venezolana tuvieron que huir y quedarse
en territorio venezolano, así que John junior era tan venezolano como nosotros,
bueno Jorge era hijo de Libanesa y Sirio, yo, colombiano, Darío, debe tener sus
raíces por la bota italiana, por su apellido Alessio, y el padre de los
hermanitos Calderón era peruano, así que quizá John Junior era más venezolano
que nosotros cinco.
Bueno,
John nos dio posada en una casa de la CVG… al menos pudimos dormir decentemente
en chinchorros limpios y nos dio café, que con el pan que llevamos fue una
delicia, para este momento nuestros alimentos ya escaseaban, la verdad no
éramos buenos planificando aventuras porque el alimento no llego ni hasta
Tumeremo, lo cual era un tercio del viaje de ida.
¿Y a
la mañana siguiente?… ¡bueno eso lo sabrás mañana!
@carlosmelo1962
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