José
Luis Cestari, 07 de septiembre de 2017
@jlcestari
THE BEATLES: CUANDO CAYÓ EL TELÓN, por @jlcestari
Fue el
último concierto que realizó la banda británica The Beatles al final de sus
años como banda y en la época de decadencia del grupo. Es nombrado popularmente
como concierto en la terraza, concierto en el tejado y concierto en Apple
Corps, y recibe este nombre obviamente por que se realizó en la azotea de los
Apple Corps en Londres, estudio de grabación de la banda.
Éste fue
el último concierto que realizó la banda, desde la gira en Norte América,
mientras seguía unida como tal.
Las
sesiones de lo que iba a ser el nuevo disco de The Beatles, que sería titulado
Get Back, empezaron el 2 de enero de 1969 en los estudios cinematográficos de
Twickenham de Londres, siendo el director Michael Lindsay-Hogg el encargado del
rodaje del documental, pero prontamente se vio que la dinámica no
compatibilizaba con la estabilidad del grupo. Por un lado, las condiciones no
eran las más adecuadas para The Beatles, acostrumbrados como estaban a trabajar
en los estudios de EMI a sus anchas y durante largas sesiones nocturnas que se
extendían a menudo hasta la madrugada: los estudios de Twickenham eran muy
fríos y tenían mala acústica, y al tener que contar con el equipo de grabación
del documental, tenían que ensayar durante la mañana y la primera parte de la
tarde.
Los
ánimos del grupo estaban cada vez más caldeados, ya que de los cuatro sólo Paul
McCartney mostraba interés por sacar el grupo hacia delante y ofrecer un buen
álbum; John Lennon, junto a Yoko Ono, pasaba por una adicción a las drogas que
redujeron casi totalmente su interés por la música de la banda. Mientras George
Harrison se sentía menospreciado por el resto de sus compañeros, que no
apreciaban su virtud como compositor.
Como
resultado, para el 10 de enero, y tras una muy dura discusión con McCartney,
George Harrison anuncia que dejará el grupo. Aunque un sarcástico Lennon
propuso sustituirlo por Jimi Hendrix o Eric Clapton y seguir como si nada
importara, finalmente la situación se recompuso, pero hubo dos cambios
importantes: el primero fue el traslado de las sesiones de Twickenham a los
estudios de grabación que The Beatles tenían en su empresa, Apple, en la calle
de Savile Row de la ciudad de Londres; el segundo fue que al poco de retomar
las sesiones, Harrison invitase al pianista Billy Preston, amigo del grupo
desde sus días en Hamburgo, a que se uniera a las sesiones y tocara el piano en
el planeado concierto. Ambos hechos mejoraron sobremanera el ambiente en las
sesiones de grabación del grupo.
La
cuestión acerca de dónde, cuándo y cómo se iba a hacer el concierto se debatió
desde los primeros días de las sesiones. Después de barajar ideas descabelladas
(tocar en un hospital rodeados de niños enfermos, a bordo de un barco con
multitud de admiradores, o frente a las pirámides de Egipto con un público
formado por beduinos del desierto), se optó finalmente por una idea ingeniosa
que a todos satisfizo: ¿por qué tener que molestarse con los preparativos y
desplazamientos propios de todo concierto cuando el grupo puede subirse al tejado
del edificio donde trabajaban, enchufar los instrumentos y ponerse a tocar allí
mismo?. A la hora del almuerzo del 30 de enero, The Beatles tocaron el que era
el primer "concierto" desde la gira americana hecha 1966 y el que
sería a la postre el último de su carrera. The Beatles tocaron varias de las
canciones que habían ensayado durante las semanas previas al concierto.
La banda
tocó hasta que las quejas de los vecinos de la zona llevaron a la policía a
poner fin al concierto. Varias de las canciones terminaron por incluirse en el
disco Let It Be. Al día siguiente, 31 de enero, The Beatles grabaron algunas
otras canciones que podían interpretarse en directo (como los temas "Let
It Be" o "For You Blue"), con lo que se puso fin a las sesiones
para aquel disco.
De nada
servirá todo lo anteriormente mencionado si no lo insertamos con nuestros
corazones. En lo personal, como mi adolescencia se formó modelando con su
imagen mi presencia en el grupo de rock-pop al que en mis inicios pertenecía –
Los Teen Stars- y otro tanto hacían mis compañeros y amigos, hice luto cuando
los Beatles desaparecieron. Es más, aún creo que ellos rompieron su agrupación
porque no se dieron cuenta lo que nos estaban haciendo a nosotros, a la gente
que los seguía y apoyaba. Es como dejar a una novia vestida a las puertas de la
iglesia, y el novio nunca llega. En eso sí creo que han actuado
inteligentemente otros famosos grupos, como los Rolling Stones. Que se acabe
ABBA, Bee Gees y otros como se diluye todo en el Tiempo, no es de extrañar.
Pero que suicidemos al mejor grupo del mundo porque alguien o algunos no
supieron calmar sus ardores viscerales, eso es para mí imperdonable. Los grupos
viven porque entre ellos y nosotros les damos vida, es una simbiosis nutritiva
que a ambos conviene y enaltece.
He aquí,
pues, la vieja cicatriz de un viejo rockero beatlómano, urgido de la imposible
compensación – ya como que es muy tarde para eso- que me quite estas ganas
inmensas que tengo de tocar con mi grupo y revivir aquello que otros asesinaron
y que creemos susceptible de una honrosa resurrección.
@jlcestari
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